Oración a las tres de la tarde: Hora de la Misericordia divina
- Expiraste, Jesús, pero Tu muerte hizo brotar un manantial de vida para las almas y el océano de Tu misericordia inundó todo el mundo
- Jesús, en Ti confío
- Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero
- Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero
- Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como fuente de misericordia para nosotros, en Ti confío
- Jesús, encomiendo a Ti mi espíritu
- Jesús, encomiendo a Ti mi vida
- Jesús, encomiendo a Ti mi familia
- Jesús, encomiendo a Ti a los pecadores
- Jesús, encomiendo a Ti a los enfermos
- Jesús, encomiendo a Ti a los que sufren
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en peligro
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en soledad
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en prisión
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en necesidad
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en pecado
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en duda
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en angustia
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en desesperación
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en conflicto
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en búsqueda de la verdad
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en tentación
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en sufrimiento
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en agonía
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en el lecho de muerte
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en el purgatorio
- Jesús, encomiendo a Ti a los que están en el cielo
- Jesús, encomiendo a Ti a toda la humanidad
- Jesús, encomiendo a Ti a la Iglesia
- Jesús, encomiendo a Ti a los sacerdotes
- Jesús, encomiendo a Ti a los religiosos y religiosas
- Jesús, encomiendo a Ti a los misioneros y misioneras
- Jesús, encomiendo a Ti a los gobernantes y líderes
- Jesús, encomiendo a Ti a los niños y jóvenes
- Jesús, encomiendo a Ti a los ancianos
- Jesús, encomiendo a Ti a los matrimonios y familias
- Jesús, encomiendo a Ti a los que trabajan por la justicia y la paz
- Jesús, encomiendo a Ti a los que luchan contra el mal
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la conversión
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la santificación
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la vocación
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la felicidad
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la verdad
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la esperanza
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la paz interior
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la reconciliación
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la liberación
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la salvación
- Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la vida eterna
- Jesús, encomiendo a Ti a todos los que necesitan Tu misericordia
La oración a las tres de la tarde es un momento especial en el día en el que se invoca la Misericordia divina de Jesús. Esta oración se basa en la devoción a la Divina Misericordia, promovida por Santa Faustina Kowalska, una religiosa polaca que recibió revelaciones de Jesús en las que se le encomendó difundir la devoción a Su Misericordia.
La hora de las tres de la tarde es considerada como la "Hora de la Misericordia", ya que según las revelaciones de Santa Faustina, fue a esa hora en la que Jesús murió en la cruz y se abrió el manantial de Su Misericordia para toda la humanidad. Por lo tanto, se cree que es un momento propicio para pedir la misericordia de Dios y ofrecerle nuestras intenciones y necesidades.
Expiraste, Jesús, pero Tu muerte hizo brotar un manantial de vida para las almas y el océano de Tu misericordia inundó todo el mundo
La oración a las tres de la tarde comienza con esta poderosa invocación a Jesús, reconociendo que Su muerte en la cruz fue el sacrificio supremo que nos trajo vida y misericordia. Es un recordatorio de que, a pesar de nuestras debilidades y pecados, siempre podemos confiar en la misericordia infinita de Dios.
Jesús, en Ti confío
Esta breve oración es una expresión de fe y confianza en Jesús como nuestro Salvador y Redentor. Es un acto de entrega total a Su misericordia y una invitación a depositar nuestra confianza en Él en todo momento y circunstancia.
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero
En esta parte de la oración, nos dirigimos al Padre Eterno y ofrecemos a Jesús como sacrificio por nuestros pecados y los del mundo entero. Reconocemos que solo a través de la Pasión y Muerte de Jesús podemos obtener el perdón y la misericordia de Dios.
Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero
Esta súplica nos recuerda el sufrimiento y la Pasión de Jesús en la cruz. Reconocemos que fue a través de Su dolorosa Pasión que se nos concedió la misericordia divina. Pedimos a Dios que tenga misericordia de nosotros y del mundo entero, reconociendo que todos necesitamos Su perdón y amor.
Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como fuente de misericordia para nosotros, en Ti confío
Esta parte de la oración se refiere a la Sangre y Agua que brotaron del costado de Jesús cuando fue traspasado por la lanza. Según las revelaciones de Santa Faustina, esta Sangre y Agua representan la misericordia divina que fluye para la salvación de las almas. Al invocar la Sangre y Agua de Jesús, expresamos nuestra confianza en Su misericordia y nos encomendamos a Su amor redentor.
Jesús, encomiendo a Ti mi espíritu
Jesús, encomiendo a Ti mi vida
Jesús, encomiendo a Ti mi familia
Jesús, encomiendo a Ti a los pecadores
Jesús, encomiendo a Ti a los enfermos
Jesús, encomiendo a Ti a los que sufren
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en peligro
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en soledad
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en prisión
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en necesidad
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en pecado
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en duda
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en angustia
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en desesperación
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en conflicto
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en búsqueda de la verdad
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en tentación
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en sufrimiento
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en agonía
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en el lecho de muerte
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en el purgatorio
Jesús, encomiendo a Ti a los que están en el cielo
Jesús, encomiendo a Ti a toda la humanidad
Jesús, encomiendo a Ti a la Iglesia
Jesús, encomiendo a Ti a los sacerdotes
Jesús, encomiendo a Ti a los religiosos y religiosas
Jesús, encomiendo a Ti a los misioneros y misioneras
Jesús, encomiendo a Ti a los gobernantes y líderes
Jesús, encomiendo a Ti a los niños y jóvenes
Jesús, encomiendo a Ti a los ancianos
Jesús, encomiendo a Ti a los matrimonios y familias
Jesús, encomiendo a Ti a los que trabajan por la justicia y la paz
Jesús, encomiendo a Ti a los que luchan contra el mal
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la conversión
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la santificación
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la vocación
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la felicidad
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la verdad
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la esperanza
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la paz interior
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la reconciliación
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la liberación
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la salvación
Jesús, encomiendo a Ti a los que buscan la vida eterna
Jesús, encomiendo a Ti a todos los que necesitan Tu misericordia
En estas últimas invocaciones, nos encomendamos a Jesús y le presentamos todas nuestras necesidades, preocupaciones y deseos. Reconocemos que solo en Él encontraremos la respuesta y la ayuda que buscamos. Al encomendar a Jesús a todas las personas y situaciones mencionadas, mostramos nuestro deseo de que Su misericordia llegue a todos y que todos encuentren consuelo y salvación en Él.
La oración a las tres de la tarde es una oportunidad para detenernos en medio de nuestras ocupaciones diarias y recordar la misericordia infinita de Dios. Es un momento para renovar nuestra confianza en Jesús y ofrecerle nuestras intenciones y necesidades. Al hacerlo, nos unimos a la devoción a la Divina Misericordia y nos abrimos a recibir las bendiciones y gracias que Dios quiere otorgarnos.
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